Fue la figura más relevante de la escena política y social de la India, durante la primera mitad del siglo XX, y una de las personalidades más influyentes de la historia contemporánea.
Mahatma Gandhi nace el 2 de octubre de 1869, en Porbandar, una pequeña ciudad costera al oeste de la India, fruto del matrimonio de Karamchand Gandhi (primer ministro de la ciudad) y Putlibai Gandhi, en un ambiente familiar ordenado y recogido, que dejó en él, una huella indeleble.
Su madre fue una de sus más importantes influencias en la vida, pues de ella aprendió el respeto por los seres vivos, las virtudes del vegetarianismo y la tolerancia hacia diferentes formas de pensar, inclusive hacia otros credos y religiones.
A la edad de 18 años, Gandhi se muda a Londres para estudiar derecho en la University College London.Cuando finaliza sus estudios, regresa a Bombay para intentar ejercer como abogado, pero la sobresaturación de la profesión en aquella época, unida a la falta de experiencia real de Gandhi en los tribunales, le imposibilitaron cumplir tal propósito. Por suerte, ese mismo año (1893), se le presenta la oportunidad de trabajar en Sudáfrica, empleo que aceptó in situ, motivado por la lucha de resistencia y desobediencia civil no violenta, que estaban llevando a cabo sus compatriotas, ante la presión y discriminación del país hacia los hindúes.
Allí, en Sudáfrica, Gandhi comprobó en primera persona, el fuerte rechazo y odio hacia los hindúes, lo que le motivó en 1894, a crear un partido político indio, que defendiera sus derechos. Tras 22 años de protestas no violentas en Sudáfrica, Gandhi ganó el poder, y el respeto suficiente, como para negociar con el general sudafricano Jan Christian Smuts, una solución para el conflicto indio.
Numerosas y variadas fueron sus iniciativas humanitarias; instituyó colonias agrícolas y hospitales, y, sobre todo desde entonces, trató de eliminar las castas y religiones que dividían a su pueblo. En sus relaciones y en sus inevitables choques con las autoridades gubernativas de Sudáfrica, inauguró un método de lucha, o mejor dicho de resistencia, que mantenía el respeto a la persona humana, y evitaba la revuelta armada: ya en Sudáfrica, en 1906, subrayó el valor de la ‘satyagraha’ (‘fuerza de la verdad’) como fundamento y energía de las acciones, que en Occidente recibieron el nombre de ‘resistencia pasiva’.
Gandhi regresa a la India a finales de 1914; donde llevó una vida retirada hasta 1918, término de la Primera Guerra Mundial. A partir de este año, Gandhi fue prácticamente el jefe del movimiento nacionalista. Su bandera, al principio; una simple autonomía que tomaba su base de la autonomía económica, a la que había de llegarse mediante la ‘no colaboración’, y después con la desobediencia civil, pasaría finalmente a ser el símbolo de la independencia nacional (‘svaraj’).
1920 señala una fecha importante en la vida de Gandhi, porque fue precisamente en este año, en ocasión de la sesión extraordinaria del Congreso Nacional Indio en Calcuta y en la ordinaria, celebrada poco después en Nagpur, cuando Gandhi obtuvo un gran éxito personal: en la primera sesión fue aprobada, y en la segunda ratificada, la puesta en práctica de una gradual resistencia pasiva, deseada y ardientemente propugnada por Gandhi, como método de lucha contra la opresión colonial. Aunque la no violencia, es un concepto común en el hinduismo y en la cultura oriental (‘ahimsa’), Gandhi la reivindicó como un imperativo ético universal, subyacente en todas las religiones (el budismo, el cristianismo, el islam).
Se convirtió entonces en primerísima figura, no sólo en el seno del Congreso, sino en toda la India. A este año se remonta el título de ‘Mahatma’, que el mismo pueblo le confirió, en un impulso espontáneo de entusiasmo y de devoción; Gandhi pasaría a la posteridad con dicho apelativo, que significa literalmente ‘el magnánimo’, y alude a sus dotes de profeta y de santo que las masas le reconocían.
Su influencia, sin embargo, estaba destinada a sobrepasar con mucho, los límites de su vida y de su país, y tanto su doctrina como su personalidad; se convertirían en modelos inspiradores de líderes y activistas, como el estadounidense Martin Luther King y el sudafricano Nelson Mandela, por citar solamente los dos ejemplos más célebres.
De sus últimos años, destacaron dos grandes protestas sociales: ‘la marcha de la sal’ (1930), y la reivindicación de la independencia de la India del imperio británico, en el marco de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Esta última, que involucraba involuntariamente a la India en la guerra como dependencia británica, junto con todos los años de lucha no violenta, condujeron finalmente a la independencia oficial de la India, el 15 de agosto de 1947.
Sus repetidos y dolorosos ayunos (realizó dieciséis, el último de ellos pocos días antes de su fin, en un intento de conseguir la paz religiosa de toda la India) eran la prueba de una completa entrega a su causa, y consiguieron la devoción de las masas; su palabra apasionada les entusiasmaba, sus plegarias y sus invocaciones al dios Raro, recitadas en público, conmovían y arrebataban al auditorio.
Unos meses más tarde, el 30 de enero de 1948, Gandhi fue asesinado por Nathuram Godse, un fanático ultra-derechista hindú relacionado con el gobierno, que encontró en Gandhi un obstáculo para levantar su proyecto del alzamiento del hinduismo en perjuicio del resto de creencias y religiones. De esta manera, por defender su ideología de una sociedad igualitaria, Gandhi moriría asesinado a la edad de 78 años.