Mogno es un caserío del valle Maggia, a 1,180 m de altura que ha sido utilizado desde el siglo XIX únicamente como una zona de pastoreo temporal a mediana altura.
En 1986, un alud destruyó la iglesia y una docena de casas que por suerte estaban deshabitadas al momento de la catástrofe. En los años noventa, el arquitecto Mario Botta reconstruyó la pequeña iglesia que está consagrada a Juan el Bautista.
La atrevida edificación, construida con franjas alternadas de mármol de Peccia de la zona y granito del valle Maggia, resultó extremadamente controvertida. No obstante, se transformó en una atracción turística conocida mucho más allá de las fronteras nacionales. La iglesia no tiene ventanas y su interior, que ofrece espacio para aproximadamente 15 personas, es iluminado sólo por la luz incidente que proviene de su techo acristalado.
El espacio interior consiste en un rectángulo inscrito en una elipse exterior que se deforma gradualmente hasta convertirse en un círculo a la altura de la cubierta, inclinada en la dirección del eje corto de la elipse.
El muro grueso en su parte más baja, refleja la naturaleza de la construcción como una unidad, contrastando con la ligereza de la cubierta de vidrio.
Los dos grandes contrafuertes forman un porche frente a la entrada y remarcan el campanario. Unos escalones colocados entre ellos componen la bajada de aguas pluviales de la cubierta, en un curioso juego de agua que termina en un estanque frente a la entrada.
Los muros de piedra portantes, se complementan con dos potentes contrafuertes que unen la parte superior de los muros, más delgados, con la parte inferior.