Una obra arquitectónica y un mausoleo dedicado a la conmemoración de la Revolución mexicana.
En 1897 el gobierno de Porfirio Díaz lanzó una convocatoria para el proyecto de un palacio legislativo de grandes dimensiones, que albergaría además de las cámaras de senadores y diputados, dependencias de gobierno y oficinas.
El fallo fue dado al arquitecto italiano Paolo Quaglia, quien murió antes de poder iniciar el proyecto. Después de varios acontecimientos el arquitecto Carlos Obregón Santacilia sugirió aprovechar la única parte aprovechable del malogrado palacio para honrar a la entonces recién concluida Revolución mexicana, éste arquitecto dio un estilo sobrio apegado al estilo art deco vigente en esa época; de haberse construido todo el proyecto hubiera tenido mayores dimensiones que el Capitolio de Washington D.C.
Actualmente es uno de los puntos de visita más reconocibles en la Ciudad de México, y forma parte de un conjunto integrado por el propio monumento, la Plaza de la República y el Museo Nacional de la Revolución. A pesar de haber sido renovado el Museo Nacional de la Revolución sigue conservando su arquitectura original; también el monumento consta de un elevador transparente en el centro, el cual lleva al mirador y que ha sido reabierto al público.
En 1936 se emitió un decreto que otorgaba al monumento la función de recinto funerario. Para este fin, se adaptaron criptas en las columnas donde permanecerían los restos de Venustiano Carranza; así como los de Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas, Francisco Villa; pero por el momento ya no se planea hacer otra tumba.
En el sótano del monumento se encuentra el Museo Nacional de la Revolución, y se enfoca a mostrar la historia de México contando con más de 400 piezas que recorren la historia desde el periodo de la Reforma hasta el Cardenismo, insignias, indumentarias, banderas y documentos oficiales que constatan el legado histórico del periodo revolucionario.
También se rinde homenaje a La Bola, personajes anónimos que participaron en el movimiento armado, caracterizados en esculturas que dan la bienvenida al museo. En la actualidad, en el monumento y en el gran espacio abierto que lo rodea, la llamada Plaza de la República, se realizan distintas actividades culturales.