Este museo alberga una multitud de objetos arqueológicos y patrimoniales, manuscritos, fotografías, joyas y trajes.
La arquitectura de Jean Nouvel evoluciona constantemente para ofrecer estructuras esculturales con siluetas sorprendentes y conceptos que rebasan las fronteras entre el arte, el diseño y la arquitectura. El francés, acreedor del Pritzker en 2008, año con año inscribe su sello alrededor del mundo con obras monumentales que exclaman su nombre, hasta en el más mínimo detalle, sin importar lo colosal del proyecto.
El Museo Nacional de Qatar, en Doha, no se queda atrás, Nouvel dejó de lado su pasión por los rascacielos para crear un gigante horizontal de características poéticas; una obra que en total conjuga 52 mil 162 metros cuadrados de construcción y un parque de 112 mil metros cuadrados, por el paisajista Michel Desvigne. Se trata de una pieza cargada de simbolismos e historia.
La sorprendente fachada del NMoQ, cuenta con discos en voladizo entrelazados, y el museo abarca casi 40,000 metros cuadrados. El propio museo recrea las formaciones cristalinas minerales naturales, conocidas como ‘rosas del desierto’. La ‘rosa del desierto’ es una estructura arquitectónica natural, creada a través de la interacción del viento, el mar y la arena durante milenios.
El museo alberga 11 galerías, a través de las cuales los visitantes pueden ser testigos de la evolución de esta nación peninsular. Cada galería ofrece perspectivas y una experiencia multisensorial. Las perspectivas pueden ser sonoras, como la música y las historias orales; visuales, fílmicas e imágenes de archivo; u olfativas, con aromas que evocan momentos y lugares particulares. El complejo del museo incluye galerías permanentes y temporales, un auditorio con 220 asientos, dos cafeterías, un restaurante, una tienda de regalos, instalaciones independientes para grupos escolares y VIP, centros de investigación del patrimonio, laboratorios de conservación y lugares de almacenamiento de las colecciones del museo. El recorrido termina en el patio central, donde los comerciantes descargan sus mercancías.
La flor más grande del desierto de Qatar, ya está abierta al público y vale la pena recorrerla para conocer así, toda la riqueza cultural que la nación tiene para ofrecer.