Una de las construcciones que más misterios y preguntas suscita, ya que aún no ha sido descubierto cuál fue el origen o la razón para construirlo.
Cuando oímos la palabra Stonehenge, acude a nuestra mente la imagen de un círculo pétreo que se alza, solitario, sobre la verde hierba de una llanura, en Gran Bretaña.
Este venerable monumento, es la estructura megalítica más famosa del mundo, pero lo cierto es que sabemos poco sobre quiénes lo levantaron, y la función que cumplió. Se estima que su construcción se desarrolló a lo largo de unas ochenta generaciones, durante unos 1.600 años.
Según un nuevo estudio realizado, los afloramientos están formados por pilares verticales naturales. Estos podrían haberse extraído de la superficie de la roca, abriendo las juntas verticales entre cada pilar. A diferencia de las canteras de piedra en el antiguo Egipto, donde los obeliscos fueron tallados en la roca sólida.
Los trabajadores de la cantera neolítica, solo necesitaban insertar cuñas en las juntas ya hechas entre los pilares, y luego bajar cada pilar al pie del afloramiento.
Aunque es probable que la mayoría del equipo empleado por esta gente, consistiera en cuerdas y cuñas de madera, mazos y palancas; dejaron otras herramientas como martillos y cuñas de piedra. La extraordinaria inversión de tiempo y esfuerzo humano que requirió la edificación de Stonehenge, sugiere que estaba diseñado con un propósito especial.
Una de las interpretaciones más aceptadas actualmente, es la de que fue un centro ritual prehistórico alineado con el movimiento del Sol. La alineación de Stonehenge con el solsticio de verano, permite concluir que se debió levantar para acoger una actividad ritual o festivales estacionales relacionados con la observación del Sol, y posiblemente de la Luna.
Es muy probable que estas ceremonias representasen algunas ideas sobre la fecundidad, la vida, la muerte y el Más Allá. Sin embargo, puesto que su construcción comprendió más de 1.500 años, su significado pudo cambiar con el paso del tiempo.