La Casa que Canta obtiene su nombre por haber sido el lugar de residencia del compositor yucateco don Chucho Herrera
La casa original contaba con una crujía de techos altos y vigas de madera, así como pisos de pasta, todos éstos , elementos tradicionales de la arquitectura local.
Al realizar el proyecto se pretendía rescatar los valores históricos de la propiedad y reutilizar y reinterpretar los mismos en la ampliación, es por ésto que todas las nuevas habitaciones siguen con la misma estética de los tapetes de pisos de pasta con la excepción de la cocina, la cual presenta mosaicos de un mismo color en el piso pero agregando recubrimientos de color en la isla y en la salpicadera, creando un toque de modernidad en la habitación, de igual manera se utiliza el concepto de la campana colonial en la cocina pero con una reinterpretación en su forma, utilizando líneas rectas y fungiendo como un elemento escultórico en el espacio.
El lugar más importante de la casa es el área común donde se encuentra la cocina y el comedor, que se integra al exterior por medio de un gran ventanal, con vista a los jardines tropicales y a la piscina con acabado de chukum , que es una resina producto de hervir la corteza del árbol endémico y aplicárselo al mortero, dando el color azul característico de las albercas yucatecas.
El diseño espacial de la casa se compone de dos volúmenes principales, en donde se conservaron los arboles existentes en el terreno construyendo alrededor de los mismos, en el primer volumen se encuentra la crujía original transformada en un recibidor y un cuarto de visitas, y los nuevos espacios de sala de TV, baño de visitas, área de lavado y la cocina y el comedor.
En el segundo se encuentra el área privada de la casa donde están ubicados el cuarto principal con closet vestidor y un baño con vista a un jardín interior. Posteriormente se encuentra otro cuarto de visitas con baño, y como en el resto de la casa, en ambas habitaciones se conservan los valores tradicionales de la arquitectura regional utilizando tapetes de pisos de pasta y puertas de madera de cedro con postigos.
Para llegar del primer al segundo volumen se hace un recorrido pasando por la piscina y los jardines arbolados del terreno, donde una estructura de herrería con bambú funge como vestíbulo para llegar a ambas habitaciones y crea además un juego interesante de luz y sombras al filtrar la luz del sol.
Ambos edificios son coronados por una reinterpretación de molduras que se basan en líneas rectas y que contienen y resaltan los colores verdes de la casa y enmarcan todas las puertas de las nuevas fachadas.
La elegancia de la arquitectura colonial yucateca radica en su sencillez y en su sobriedad, mismas que fueron un aspecto importante a la hora de proyectar la restauración y ampliación de la Casa que Canta.
FICHA TÉCNICA
Proyecto: Casa que Canta
Arquitecto: Workshop, Diseño y Construcción / Arq. Francisco Bernés Aranda, Arq. Fabián Gutiérrez Cetina, Arq. Isabel Bargas Cicero, Alejandro Bargas Cicero.
Fotografía: Tamara Uribe