Sus trabajos incluyen variados elementos; desde las esferas y creaciones de nubes, jardines voladores, ascensores espaciales y viviendas futuristas.
Tomás Saraceno nació en Tucumán, Argentina, en 1973. Se graduó de arquitectura, en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Cuando estudiaba, quedó deslumbrado con las propuestas de Gyula Kosice, un artista de familia húngara, nacido en Kosice, Checoslovaquia en 1924, pero radicado en Argentina desde niño, quien fue un pionero del arte cinético, lumínico e hídrico, y miembro fundador del ‘Movimiento Madí’.
La premisa de Saraceno es cruzar la ciencia, la astrofísica, la arquitectura y la biología entre otras disciplinas, para generar obras de arte que inspiren nuevos comportamientos humanos.
Una de sus grandes obras, se trata de ‘Galaxies Forming along Filaments, Like Droplets along the Strands of a Spider’s Web’, consiste en una enorme instalación de 400 metros cúbicos, que pretende ser un modelo de una telaraña tejida por la araña ‘Viuda Negra’ (Latrodectus mactans). Surgió a partir de la colaboración con aracnólogos, astrofísicos, arquitectos e ingenieros, y en la cual Saraceno utilizó conceptos científicos que describen -de manera comparativa- el origen y estructura del universo en su primer estudio de formación, en relación con la morfología de una telaraña por su estructura espongiforme, con sus diferentes galaxias, formándose a través de filamentos, como si fueran gotas de agua en los hilos de la tela de araña.
Y es que Saraceno toma como principales fuentes de inspiración tanto la ciencia, como la naturaleza misma, porque a partir de ellas el artista replantea la forma en que vivimos y nuestra relación con los otros, las ideas y percepciones sobre la transformación de las propiedades y hasta la nacionalidad. Cuestionando así, nuestros conceptos acerca de la estabilidad del entorno construido, y la estructura de los entornos urbanos.
Con esta necesidad de cuestionar los modos de habitar en el mundo, en una charla TED, en la ciudad canadiense de Vancouver, sorprendió una vez más al público, con un proyecto que venía desarrollando desde hace varios años, al que llama ‘Cloud Cities’, y que lo llevó hasta la Antártida. Según él, el planeta está viviendo en el Antropoceno, una era caracterizada por lo humano, y por el daño que se le causa al planeta.
En este cruce entre ciencia, arquitectura, y arte; diseña esculturas e instalaciones inspiradas en el aire, para ser introducidas en una nueva era de sustentabilidad, lo que él denomina el ‘Aeroceno’.
Interesado en el cambio climático, y en la crisis energética, Tomás Saraceno ha desarrollado varios proyectos, en los que busca lograr vuelos sin el uso de combustible, y esto es lo que ha logrado con ‘Aerocene’. Las esculturas flotantes de Saraceno, se mantienen en el aire, sin utilizar combustibles fósiles, baterías o paneles solares. Las piezas hacen uso del calor del sol durante el día, y de la radiación infrarroja de la Tierra, durante la noche, para mantenerse flotando en el aire. Las esculturas construidas con una membrana doble de Mylar (un tipo de plástico utilizado en envases y textiles) son rellenadas con aire. El objetivo del artista es lograr que éstas, recorran el mundo flotando: ‘Alrededor del mundo para cambiar el mundo’. Busca dar paso a ‘una época liderada por las esculturas aerosolares, infladas por el aire, transportadas por el viento’.
Referente a este proyecto, el pasado 28 de enero de este año, Tomás Saraceno tomó vuelo con otra obra: ‘Vuela con Aerocene Pacha’, en Salinas Grandes, Argentina, que documenta la experiencia del artista, quien lanzó una enorme escultura voladora similar a un globo aerostático. Por primera vez en la historia, un ser humano, flotaría en el cielo, impulsado solo por el sol y el aire, sin utilizar combustibles fósiles, paneles solares, baterías o helio.
El ‘Aerocene Pacha’, se eleva gracias a su capacidad de contener un gran volumen de aire, junto con su ultra-delgada y ligera envoltura negra, permitiendo una máxima absorción de calor. Cuando el globo vuela sobre una superficie blanca, el sol se refleja en el suelo y crea una mayor capacidad de elevación.
Tomás Saraceno también es solidario con las comunidades de la región. En una cruel ironía, la ‘fiebre verde’ por extraer litio para baterías, está contaminando su agua potable, entre muchas otras preocupaciones ambientales y sociales. ‘El litio no vale más que el agua’, dice la leyenda inscrita en el gran globo.
‘Aerocene Pacha’, es un recordatorio de nuestra interconexión como seres terrestres, y de nuestros destinos compartidos con el planeta.
El pasado 31 de enero, se realizó la primera proyección en el ‘Centro Cultural Kirchner’, continuando los días 15 y 22 de febrero y finalmente el 14 de marzo, se exhibirá el último capítulo de la inédita experiencia.