Esta es la obsesión por las dietas ‘naturales’ y provoca desnutrición, eliminando las proteínas animales.
La ortorexia es un trastorno del comportamiento alimentario, que consiste en la obsesión por consumir alimentos que el afectado considera saludables, rechazando todos aquellos que no pueden incluirse en esta categoría, desde su punto de vista.
En un principio, puede parecer que se trata de un comportamiento adecuado (por comer sólo productos sanos y naturales), y que va a resultar beneficioso para el organismo del que lo practica. Sin embargo, puede convertirse en un serio problema y ocasionar graves repercusiones, tanto sobre la calidad de vida, como sobre la salud.
¿A QUIÉN AFECTA LA ORTOREXIA?
Cualquiera puede desarrollar esta inclinación patológica, aunque las personas más vulnerables son aquellas muy exigentes consigo mismas y con los demás, con un carácter recto y estricto, a las que les gusta planificar y llevar un control exhaustivo sobre su vida y sus actividades cotidianas. Las personas que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo en algún grado, así como aquellas que han sufrido anorexia nerviosa, tienen también más posibilidades de caer en la ortorexia. Los deportistas constituyen otro grupo de riesgo, debido a que cuidan especialmente su alimentación, o la adaptan a su tipo de entrenamiento, de forma que terminan por consumir únicamente aquellos alimentos que consideran adecuados para fortalecer sus músculos, o mejorar su rendimiento físico.
Esta obsesión convierte la comida en el principal pensamiento de las personas que padecen la enfermedad, quienes llegan a dedicar más de tres horas al día a la planificación de sus dietas, o a desplazarse varios kilómetros para conseguir los alimentos menos tratados.
No existe una dieta común a seguir en esta patología, si no que cada uno deja de consumir lo que considera nocivo para su salud. Este es uno de los aspectos más problemáticos, ya que, aunque de una manera moderada no tiene efecto inmediato en la salud, la supresión de determinados alimentos puede conducir a una malnutrición que termine generando enfermedades, como por ejemplo osteoporosis; en los casos más severos y extremos, se puede llegar a morir.
A diferencia de otros trastornos, los ortoréxicos no esconden sus hábitos de vida, pretenden convencer a otras personas de este estilo de vida milagroso, lo que en muchas ocasiones desencadena conflictos.
Este modo de vida, genera en los pacientes un alta autoestima y seguridad que les lleva al aislamiento social, y crea en ellos un sentimiento de superioridad respecto a las personas que, si consumen todo tipo de alimentos. El ortoréxico, desde su obsesión por lo tóxico de las comidas, llega al punto en el que prefiere dejar de hacer determinadas actividades por la angustia de saltarse su estricta dieta.