Las pinturas termocrómicas modifican su color según los niveles de temperatura a los que se encuentren.
Existen pinturas de muchos colores, de texturas, pintura de pizarra para poder escribir sobre ella e incluso pintura magnética, pero aún hay mucho más en pinturas. Nos referimos a las pinturas termocrómicas.
Aunque su uso no esté muy extendido, estas pinturas cambian de color en función de la temperatura a la que estén sometidas. Esto es posible gracias a la inclusión en su composición de pigmentos termocrómicos, que pueden ser orgánicos o inorgánicos (polímeros). Este producto no está demasiado extendido pero tiene múltiples aplicaciones posibles, que van desde la prevención de incendios o de accidentes en la carretera hasta el uso decorativo en el hogar.
Existen dos tipos de pinturas termocrómicas, una de ellas son las reversibles las cuales se utilizan con fines decorativos y, con fines de seguridad; las pinturas termocrómicas reversibles vuelven a su color original luego de detectar e indicar un cambio en la temperatura. Por otro lado están las pinturas termocrómicas irreversibles, las cuales como lo dice su nombre ya no vuelven a su color original, sino que lo cambian permanentemente cuando éstas detectan un cambio en la temperatura.
Su empleo en el hogar tiene uso en electrodomésticos y puertas antifuego, pero también podría ser de gran utilidad en muebles y en la pintura de paredes. Es muy común que se utilicen para pintar las paredes de los cuartos de los niños, esto además de ser muy decorativo para los niños es muy divertido y entretenido, especialmente cuando se logra una superficie de diferentes colores.
El uso en electrodomésticos tiene fines preventivos, pues nos permite saber cuándo un aparato ha levantado demasiado su temperatura y podemos desconectarlo antes que se queme.
Otra posibilidad decorativa no tiene que ver con juegos y entretenimientos, sino con el cambio de aspecto de una estancia según la época del año. Colores fríos como el azul o el verde pueden proporcionar una sensación de frescura para los meses de verano, mientras que los tonos más cálidos, como el rojo y el amarillo, contribuirán con un efecto psicológico de calor en la temporada invernal.
Incluso se puede hacer que los muebles varíen de color con las distintas temperaturas ambientales, tanto por motivos estéticos como para advertir si, al estar demasiado cerca de una fuente de calor, puede resultar afectado. Es decir, puede ser una manera de indicar cuándo es conveniente bajar la calefacción, lo que puede ser muy interesante para evitar gastos superfluos, y de ese modo ahorrar dinero y proteger el medio ambiente, y también para un mejor cuidado de las plantas de interior.
Las aplicaciones pueden ser innumerables, sólo depende de nuestra imaginación.