Los plaids brindan calor a quien se tapa con ellos, pero además aportan una sensación de calidez al ambiente que resulta muy agradable.
El plaid es un elemento que aporta elegancia, personalidad y que realza cualquier ambiente decorativo. Se suele colocar encima de la colcha, del edredón o de la funda para decorar el dormitorio y darle un aspecto renovado a la cama. Para este fin, el plaid se coloca cubriendo la mitad inferior de la cama o los pies de la misma doblándolo en forma de banda estrecha.
Lo ideal es que tenga el mismo color o estampado de algún elemento o mobiliario que tengas por la habitación como por ejemplo los cojines, cortinas, la tapicería de algún sillón, alfombra o incluso si tienes papel pintado, uno de los tonos que tengas. Si es el caso que tengas toda la habitación del mismo color, puedes solo dar el toque con el plaid o incluso poner unas flores o un elemento decorativo pequeño que le de un toque.
Puedes encontrar plaids confeccionados con diferentes tejidos, desde algodón hasta pelo natural pasando por lana y seda. Los estampados y los tamaños también son muy diversos, por lo que deberás escoger cuál es el plaid apropiado para la decoración de tu hogar.
Las mantitas de algodón o de lana, son las más conocidas con sus típicos cuadros, rayas o lisas, con un tacto muy agradable.
Los de textura suave, son plaids que tienen un pelo muy suave, y da mucho gusto tocarlos. Los colores son lisos y muy actuales como gris claro, gris oscuro, beige, marrón, morado.
Los de tapicería, son los plaids que se confeccionan a medida, con gran variedad de texturas, estampados y dibujos, tienen la ventaja que se pueden hacer igual que los cojines del salón o las cortinas del dormitorio. Van acolchados o simplemente forrados por detrás con un tejido liso coordinado con la tapicería.
El plaid, por lo tanto, no sólo es un elemento decorativo de gran valor, sino que también es funcional y muy útil.