México es un país con una cultura diversa llena de fiestas coloridas y comidas.
La fiesta de los muertos en la tradición mexicana es una celebración a la propia muerte como figura. Cada año, los días con los que comienza el mes de noviembre se convierten en un ritual de antecedentes prehispánicos en el que se levantan altares para honrar a los santos difuntos. Se pone la mesa para recibir la presencia impalpable de quienes ocuparon un lugar en el mundo de los vivos y que ahora toman forma en esencias, alimentos, bálsamos y elementos que los traen de vuelta.
Pero sin duda alguna, el Día de Muertos, es una de las fechas más emblemáticas del año, está íntimamente ligado con la gastronomía mexicana. Cada región del país cuenta con platillos que se han ido convirtiendo en símbolos de la celebración, o que se le han asociado, a pesar de no tener una relación concreta.
Además, vale la pena recordar que tanto la fiesta del Día de Muertos como la cocina tradicional mexicana, son considerados por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
1) Mole. Un platillo infaltable en muchas celebraciones mexicanas, aunque no es exclusivo del Día de Muertos. Cada región tiene una manera de prepararlo, como el poblano, el amarillo, el verde, o se le acompaña con distintos elementos, como tortitas de camarón, en Michoacán.
2) Las calaveras de azúcar, de amaranto o chocolate, son uno de los dulces más populares de esta fecha, pero que cada vez son más difíciles de encontrar. Su figura se asocia con el carácter tan importante que para los indígenas precolombinos tenían las calaveras.
3) Tamales de cacahuate. Estos deliciosos tamales son preparados por los otomí, principalmente los que habitan la localidad de Tenango de Doria, en Hidalgo. Se preparan con cacahuate molido, piloncillo y nixtamal.
4) Mucbipollos. Uno de los mejores ejemplos de la gastronomía yucateca, la preparación de estos tamales comienza días antes del festejo, ya que según la tradición, los difuntos que no encuentren los alimentos listos a su llegada, se ven obligados a cocinar ellos mismos.
5) Pan de muerto. Existen diversas formas de prepararlo en cada región: en Oaxaca se acostumbran las regañadas, en los estados de la Huasteca se le da forma de animales y se cuelga en arcos sobre la ofrenda, mientras que en la zona maya se moldea como muñequitos.
6) Tlaxcales. Aunque su nombre se relaciona con Tlaxcala, se les prepara en varios lugares, de forma distinta. Por ejemplo, en la mixteca poblana se usa maíz rojo, manteca y canela; se les puede dar forma de “muertito” o diversas otras figuras. ¡Deliciosos!
7) Alfeñiques. Estos dulces, originarios de España, son conocidos en toda América Latina, pero en nuestro país las figuritas hechas con azúcar han alcanzado un grado de sofisticación sin igual: en Día de Muertos se les suele dar forma de calavera, muertito, ataúd y demás.
8) Zacahuiles. Típicos de la región huasteca, estos enormes tamales miden entre 1 y 2 metros de largo; se rellenan de carne de cerdo o pollo condimentado y se envuelven en hojas de plátano. Su delicioso sabor se debe a que se cuecen en hornos de leña.
9) Empanadas de nuez con piloncillo. Mucho más al norte, en Coahuila y Nuevo León, se elaboran empanadas rellenas de nuez con piloncillo; no son exclusivas de esta época, pero durante las festividades se les suele vender afuera de los cementerios.
10) Dulces cristalizados. Si bien se consumen y preparan en todo el país, y durante todo el año, para el estado de Querétaro cobran especial relevancia en estas fechas.