Si quieres vivir en armonía con la naturaleza, Pueblo Sacbé es una comunidad ecológica que crece en la selva. Abarca un área total de 54.25 hectáreas. Localizado en la selva de Quintana Roo, ubicada a 8 km al Noreste del centro de la ciudad en los límites de Playa del Carmen y a 5 km de las playas del Caribe. Un pueblo mágico ideal para complementar tu travesía hacia el mundo maya.
En 1963 se crea la fundación Casa del Árbol, misma que años más tarde cristalizaría lo que hoy se conoce en Playa del Carmen como Pueblo Sacbé (el camino de sacab en Maya, pero también significa el camino de la iluminación, de la vía láctea): un conjunto alojado en la selva que presume de ser la apuesta más radical. Hoy cuenta con una población de alrededor de 70 familias en el mismo número de inmuebles y es todo un vitral cosmopolita, ya que los habitantes provienen de más de 20 países de todas las latitudes del globo. Cada lote ofertado tiene una dimensión mínima de una hectárea, y si piensa que eso es grande, la realidad es que ninguna construcción, bajo ninguna circunstancia, puede ocupar más de 15% o a lo sumo 20% del predio. El resto se quedará intacto para la posteridad.
Lo radical del concepto Sacbé es que el compromiso con la conservación de la naturaleza es una norma. En Pueblo Sacbé no se ha instalado una red eléctrica para alimentar de energía a las casas. Tampoco se ha tendido una red de agua potable; bueno algo tan básico como un sistema de drenaje de aguas negras es una cosa impensable. ¿La solución? Diversas ecotecnias que cada familia implementará para deshacerse de sus desperdicios y crear su propia energía de la forma más inocua al medio ambiente.
LOS ESPACIOS
Los moradores del lugar dicen que vivir en Pueblo Sacbé, es lo más cercano a vivir en el Edén. Los manglares, ríos subterráneos, cenotes y las centenares de especies arbóreas y animales, apenas si ven trastocada su tierra; para ello el reglamento de construcción del fraccionamiento instituyó meticulosos parámetros para la edificación de viviendas.
Su tipología y materiales tienen que ser autorizados primeramente por la fundación Viviendas Ecológicas Sustentables y ello estipula que tendrán que ser de una composición mayormente de madera de desecho de los árboles arrancados por los huracanes que azotan a la península año con año, y un menor porcentaje de materias tradicionales como la varilla y el cemento.
Los interiores de cada uno de esos hogares, son en extremo orgánicos, ya que para su revestimiento de igual manera se emplean materiales emanados de la sal de la tierra que crean una sensación de calidez que se pone a tono con la zona. La altura de ellos, no puede exceder los siete metros, o lo que serían más o menos tres plantas.
ENERGÍA Y ECOTECNIAS
Al interior de la comunidad, el agua utilizada para consumo se divide de forma muy precisa y sólo la que es necesaria para consumo humano, se sustrae de algún cenote aledaño y purificada por medios no contaminantes.
El líquido utilizado para las labores de limpieza se separa en aguas grises y aguas negras, y se destina directamente para su tratamiento de acuerdo a su nivel de polución. Mediante el uso de filtros que en ningún momento emplean agentes químicos, se higieniza para ser reutilizada en los jardines y aquella que tenga una gran carga de materia orgánica, como la proveniente de los retretes o las duchas, se compacta en bio-digestores para convertirla posteriormente en abono que será empleado en la fertilización de los árboles frutales y las hortalizas. La electricidad empleada en el complejo proviene en todo tiempo energías renovables, como lo son las celdas fotovoltaicas y las torres de generación eólica.