Imagine un campo tapizado de violeta hasta el horizonte y un perfume intenso de lavanda.
La región sureña de Francia se convierte en un destino de deseo, y más cuando los campos de lavanda florecen en todo su esplendor. A veces, la naturaleza nos regala unos paisajes tan bellos como únicos. Lugares que no se pueden olvidar, por muchos años que pasen de la visita. Lugares a los que siempre se querrán regresar.
A las puertas de la Provenza, ubicada entre Lyon y Aviñón, la Drôme sorprende, por la variedad de sus paisajes. La época de floración de la planta siendo entre julio y agosto, es cuando se disfrutan de todos los encantos de la Ruta de la Lavanda, con todos los sentidos.
Estas parcelas violáceas, crecen junto al Mont Ventoux, una montaña de casi 2.000 metros de altura que es testigo, cada año, del sufrimiento de los ciclistas que luchan por vencer en esta etapa tan característica del Tour de Francia.
Muy cerca del monte, se encuentra con enclaves tan formidables como el Palacio de Grignan, habitado por los marqueses de Sévigné durante el siglo XVII. Este será solo alguno de los ‘châteaus’ que se encontrará en su ruta, justo antes de llegar a varios jardines donde, además de la lavanda, las flores propias de la región son las protagonistas.
Al parar a degustar una tapa de queso picodon, típico de la zona, acompañada de una buena copa de vino Chateauneuf-des-papes, avistará uno de los pueblos más bonitos de Francia: Gordes, un lugar colgado de una colina a 370 metros de altura. Sus impresionantes vistas, le acercan a su próximo destino, la Abadía de Senanque, donde un grupo de monjes cultiva lavanda, que después convierte en jabón, miel o dulces.
Vaucluse, una zona que destaca por su vasto patrimonio cultural y natural. En el pueblo medieval de Fontaine-de Vaucluse, situado en mitad de un valle, nace el río Sorgue. Su agua emana del suelo, de forma casi mágica, pudiendo borbotear hasta 200 metros cúbicos por segundo.
A lo largo de estos recorridos, podrá descubrir en esta ruta, magníficos pueblecitos provenzales, o en el centro de un valle de viñas y olivos, pueblos encantadores con casas y calles de piedra, pequeñas iglesias y las típicas torres del reloj, plazas con terrazas y restaurantes donde podrán degustar la deliciosa gastronomía provenzal.
Para los amantes de la tranquilidad, esta región del sur de Francia, un destino ideal para visitar esta época del año, al ser un rincón que no se encuentra tan masificado como otras zonas. Sus tierras, teñidas de violeta, parecen sacadas de una película. Sus campos de lavanda, que florecen en verano, son su gran atractivo turístico, aunque no el único.
Disfrutará de un viaje donde sus cinco sentidos se verán implicados: Naturaleza, historia, tranquilidad, romanticismo…todo cabe en sus vacaciones por la Provenza.