De acuerdo con expertos en jardinería, hay una hora que es la más recomendable para regar sus plantas, pues así podrán crecer rápido y desarrollarse correctamente.
La absorción de agua de las plantas depende de su metabolismo y para conocer el mejor momento para regar, es necesario saber cómo funciona el sistema de transporte de agua en una planta.
¿Cuándo es más apropiado regar las plantas? Es evidente que regarlas a mediodía, y sobre todo en verano, sería poco eficiente, puesto que el calor evaporará buena parte del agua del suelo sin pasar por la planta, y se desperdiciará. Pero eliminando las horas centrales del día, ¿Cuál es el mejor momento? ¿Es mejor hacerlo al atardecer, cuando el calor va cediendo, durante la noche, o temprano por la mañana?
Para responder a esta pregunta es necesario, primero, saber cómo funciona el sistema de transporte de agua en una planta.
¿Cómo llega el agua a la planta?
El proceso por el que las plantas transportan el agua por su interior, y por el que, en primer lugar, absorben el agua del suelo con las raíces, tiene el mismo principio que el que hace ascender un jugo por un popote. Un efecto de succión, que fue descrito en 1895 por el botánico irlandés Henry H. Dixon, y que se describe por el modelo de tensión-cohesión. La descripción del modelo fue acogida con escepticismo, y no fue hasta la década de 1990, casi 100 años más tarde, que las pruebas experimentales permitieron verificar esta teoría.
Hoy está ampliamente aceptada como el mecanismo principal para el transporte de agua en la planta. De hecho, la fuerza generada por la transpiración, por si sola, puede generar tensión suficiente como para elevar el agua hasta 130 metros de altura. Por encima de la altura de Hyperion, una secuoya que con casi 116 metros es el árbol más alto del mundo.
Aunque hoy se reconocen otros elementos que ayudan al proceso, como la presencia de tensioactivos en el xilema, que evita la formación de burbujas que causen embolias en el continuo de agua.
La teoría de la tensión-cohesión
El principio básico de este modelo, es que la columna de agua que se encuentra en el interior de una planta forma un continuo; desde la raíz, por los haces vasculares del tallo, hasta la hoja.
El agua es un fluido que presenta un alto poder de cohesión, sus moléculas se enlazan unas a otras, a través de fuerzas cohesivas muy resistentes. Esto permite mantener esa columna de agua sin que se rompa.
Existe una gran diferencia de potencial hídrico entre el interior de la hoja, siempre saturado de agua, y la atmósfera que la rodea, lo que genera un flujo continuo, de dentro hacia afuera. Se produce mediante la evaporación del agua del interior de la hoja, que se libera a la atmósfera a través de los estomas, pequeñas aberturas en forma de válvula, que las hojas tienen en su epidermis.
La evaporación genera una tensión que mueve el agua desde los haces vasculares de la hoja, hacia sus tejidos.
Dada la elevada cohesión del agua, la tensión no llega a romper la columna de agua, y, por tanto, todas las fuerzas tensoras generadas por la evaporación de las hojas, se van transmitiendo a las ramas y al tallo. En su interior, el agua fluye hacia arriba, por los haces vasculares del xilema, superando el tirón gravitatorio gracias a la tensión que llega desde arriba y a su propia cohesión.
Finalmente, esa tensión, recordemos, generada en las hojas, llega a las raíces, donde el agua es absorbida del suelo.
El papel de los estomas
Para el buen funcionamiento del proceso, el estoma es un órgano esencial. Los estomas son pequeñas válvulas que se pueden abrir o cerrar en función de las necesidades de la planta. Si los estomas están abiertos, la evaporación se produce, la tensión entra en juego, y la raíz absorbe agua del suelo. Si los estomas están cerrados, la evaporación cae a niveles mínimos, cae la tensión en los haces vasculares y la absorción de agua se hace despreciable.
Pero no todas las plantas abren los estomas al mismo tiempo. Depende de su metabolismo.
La abertura de los estomas, además de favorecer el movimiento del agua en la planta, también permite el intercambio de gases para la fotosíntesis, y su comportamiento depende de qué metabolismo utilicen. Las plantas con metabolismo C3 y C4, necesitan obtener CO₂ directamente de la atmósfera para que la fotosíntesis tenga lugar. Como la fotosíntesis solo puede suceder cuando hay luz, estas plantas abren los estomas por el día, y los cierran por la noche -aunque a veces, no totalmente-. Sin embargo, hay plantas que no lo hacen de ese modo.
Existen plantas que viven en zonas donde el agua escasea y hace mucho calor de día; en estas condiciones climáticas, abrir los estomas de día supondría morir por deshidratación. Estas plantas han desarrollado un sistema, denominado metabolismo ácido de las crasuláceas (o CAM), con el que se han adaptado a la apertura de estomas de noche, cuando hace más frío y hay menos evaporación. Es en ese momento cuando realizan el intercambio de gases, y almacenan el CO₂ del ambiente en moléculas de ácido málico, que por el día, y ya con la luz, aprovechan para realizar la fotosíntesis con los estomas cerrados.Las plantas CAM suelen ser crasas, es decir, que tienen las hojas u otros tejidos con alto contenido en agua, generalmente hinchados; los cactus, las crasuláceas, las plantas piedra, el áloe vera, la piña, algunas euforbiáceas u orquídeas; son plantas CAM.
¿Entonces cuándo se debe regar?
El mejor momento para regar cactus, áloes y demás plantas crasas, es por la noche, cuando abren sus estomas, porque absorberán el agua que necesiten durante la noche y, por el día, cerrarán los estomas y se detendrá el flujo de agua.
Pero estas plantas CAM son la excepción. La mayor parte de las plantas -tanto en el medio natural, como en jardinería- tienen metabolismo C3 o C4, por lo que abren los estomas durante el día.
Si se riegan de noche, absorberán muy poca agua y la mayor parte se quedará en la tierra, sin ser aprovechada durante horas. Si el riego nocturno se repite mucho, con el tiempo puede llegar a pudrir las raíces más finas.
En conclusión, para esta mayoría de plantas, el momento idóneo para regar, es temprano por la mañana y antes de que haga mucho calor, que es cuando las plantas abren sus estomas e inician su metabolismo.
Es en ese momento cuando comenzarán a absorber y aprovechar el agua del suelo, antes de que se evapore.