Los tiernos pero poco conocidos perezosos, tienen un santuario en el Caribe de Costa Rica, uno de los pocos centros de investigación del mundo, especializados en este animal.
El Santuario de Perezosos de Costa Rica, ubicado en Cahuita, Limón, que abarca 130 hectáreas, fue creado en 1992 por el costarricense Luis Arroyo y su esposa estadounidense Judy Avey, para proteger, rehabilitar y estudiar a esos enigmáticos animales, pero también para educar sobre ellos.
Alrededor de 800 perezosos han sido rescatados por el Sloth Sanctuary. Siendo esta labor reconocida tanto a nivel nacional como internacional.
Existen 6 especies de perezosos en América Central y América del Sur. Todas están amenazadas por la deforestación y la degradación de su hogar: los bosques tropicales, así como por el tráfico ilegal. El trato con las personas y la salida violenta de sus entornos naturales, tienen generalmente un desenlace fatal.
Están formados mayoritariamente de tendones, de manera que son muy fuertes y pesados, pero poco sustanciosos. Los tendones les permiten agarrarse de los árboles y moverse con mucha precisión, pero su velocidad es de 4 metros por minuto en promedio.
Los perezosos se alimentan de hojas, nunca beben agua, y en Costa Rica habitan especialmente la costa Caribe por la humedad y abundancia del guarumo, su árbol predilecto.
Su metabolismo es muy lento, por eso gastan poca energía al moverse. Su digestión dura un mes, se alimentan dos veces al día y bajan de los árboles una vez a la semana a defecar. Duermen 18 horas al día.
Los precios que se pagan por uno de estos animales en las ciudades o los países de altos ingresos, estimulan el mercado ilegal en las comunidades más vulnerables. Una dócil cría puede representar mucho más dinero que un salario semanal o mensual en una comunidad rural.