Al sur de la costa de Nayarit, en la región de Bahía de Banderas se encuentra Sayulita, pequeño paraíso adornado por la hermosura del mar, de los acantilados, los ríos, las lagunas y la vida marítima, las playas plácidas de arena blanca y una exuberante fauna.
Hace más de 7 décadas, Sayulita constituía sólo seis o siete casitas, construidas de palma, que formaban una comunidad dedicada a la cosecha del coquito (especie miniatura del coco que conocemos) debido a la proliferación de palmeras en la región. La mayoría de la población trabajaba en la hacienda Jaltempa, donde se extraía el aceite de este fruto.
Cada semana llegaba al pequeño puerto de Sayulita ‘El Salvatierra’, en el que se embarcaba la producción aceitera de la hacienda. La hacienda fue creciendo, y además de la producción de aceite incursionó en el sector ganadero convirtiéndose en un importante emporio.
En la década de los 40´s la producción cocotera se redujo considerablemente, y los lugareños recurrieron a la agricultura y a la pesca, que hasta nuestros días es variada, aunque menos abundante. En 1965 se construyó la carretera Las Varas-Vallarta y con ello se inauguró otra actividad importante en la región: el turismo.
El hecho de que Sayulita tenga una mayor popularidad con respecto a otros destinos de la zona, podría explicarse en parte por sus condiciones naturales, perfectas para el disfrute del surfing. Cuenta con una extensa playa, muy admirada por aficionados al surf llegados desde la capital mexicana y distintas ciudades estadounidenses, canadienses y europeas.
Tanto en el día como por la noche, la comunidad vibra por el entusiasmo de los visitantes, felices de disfrutar las muchas maravillas del Pacífico Mexicano en un solo lugar. Mientras el sol brilla con toda su potencia en un limpio cielo, numerosos visitantes gustan de broncear su piel en la playa; otros sencillamente se tienden en la arena para contemplar el vasto horizonte del mar; las parejas gustan de dar largos paseos por la playa, tomados de la mano y disfrutando de las magníficas vistas.
Otra de las facetas más interesantes de Sayulita como destino para el veraneo, se relaciona con el acercamiento al arte huichol que propone. El universo mágico de los huicholes, su exótica y colorida cosmovisión, ha quedado plasmado, gracias al talento de los maestros artesanos, en numerosos productos artesanales. Los visitantes gustan de adquirir en Sayulita figuras de madera bellamente decoradas con chaquiras de colores y también vistosos cuadros hechos de estambre, en donde aparecen las figuras más representativas de la mitología del pueblo huichol.
Por último, cabe resaltar que el contacto con la naturaleza es uno de los aspectos más valiosos al visitar un sitio como Sayulita. Dependiendo del mes del año en el que se visite este destino nayarita, se tendrá el privilegio de liberar tortugas o avistar ballenas en el hermoso mar. Otra vía para interactuar con el exuberante entorno, es a través de ciertos deportes y actividades relacionadas con el turismo de aventura, como la navegación en kayak, el ciclismo y los paseos a caballo.