En China, los consumidores ya no necesitan tarjeta de crédito para pagar sus compras, ni siquiera un teléfono móvil.
China ya está muy avanzada en los pagos con teléfono móvil, pero el reconocimiento facial, desplegado a nivel nacional, ha dejado atrás a otros sistemas como los códigos QR. Ya no hace falta llevar consigo el teléfono. Uno puede salir de compras, sin llevar nada.
Esta tecnología ya se usa en China, para comer en los restaurantes de comida rápida KFC, para encontrar a fugitivos entre la muchedumbre, localizar a personas que cruzan la calle fuera de los pasos de peatones, o para desbloquear un ordenador.
Para pagar en un comercio, los consumidores tienen que suministrar una fotografía de su cara a su cuenta bancaria o a un sistema de pago móvil. Una vez en la tienda, sólo tienen que presentarse ante un escáner especial.
‘Alipay’, el líder chino del pago móvil, lidera este mercado, con máquinas instaladas en cien ciudades del país. Esta empresa le ve un enorme potencial de crecimiento a esta tecnología, y prevé invertir en los próximos tres años, unos para mejorar su tecnología, llamada ‘Smile-to-Pay’.
Sin embargo, el reconocimiento facial forma parte de una campaña nacional más amplia, para convertir a China en líder de las altas tecnologías, pero no todos lo ven de forma tan simple. Se sabe que se usa a gran escala, en algunas regiones, donde la población está bajo intensa vigilancia, tras una serie de atentados.
Los consumidores tienen otro tipo de preocupaciones, menos trascendentales. Según un sondeo, las personas interrogadas, consideran que el sistema es muy bueno, pero que a veces su cara aparece ‘fea’ en la pantalla del escáner. Para resolverlo, ‘Alipay’ anunció que pronto sus cámaras permitirán el uso de filtros de embellecimiento.