La contaminación del aire es uno de los principales riesgos para la salud, especialmente en las grandes ciudades del planeta.
Según datos de la OMS, la polución provoca cada año 3,7 millones de muertes prematuras en todo el mundo.
Para combatir esta amenaza, algunas grandes urbes como París luchan contra el smog (la niebla mezclada con humo y las partículas en suspensión) con fuertes restricciones al tráfico.
Otras, como Rotterdam, han ideado una nueva estrategia: levantar construcciones que literalmente, ‘aspiran’ el aire contaminado.
El joven diseñador holandés Daan Roosegarde, es el artífice de la torre de 7 metros de alto y 3,5 de ancho que limpia unos 30.000 metros cúbicos de aire por hora, capturando con iones las partículas contaminantes que quedan almacenadas en su interior que ha ayudado a reducir el exceso de polución que se acumula en la metrópolis holandesa.
La construcción emplea un sistema de ventilación radial que aspira literalmente el aire sucio y lo libera de las partículas contaminantes antes de devolverlo limpio al exterior.
Al igual que las virutas de hierro atraídas por un imán, las micropartículas con carga positiva se adhieren a un contraelectrodo conectado a tierra, y situado en la misma cámara, después, el aire limpio es expulsado a través de las rejillas de ventilación situadas en la parte inferior de la torre que rodean toda la estructura, formando a su alrededor una burbuja de aire libre de smog.
El proceso de purificación no produce ozono, no contamina y se alimenta únicamente de energía eólica. Además, consume lo mismo que un hervidor de agua eléctrico, según sus diseñadores. Una vez a la semana se recoge de la torre el polvo de smog lleno de carbono atrapado, que se comprime en unos pequeños cubos de 8,4 milímetros de lado.
Y por si fuera poco, los residuos de carbono obtenidos del filtrado de aire, sirven para fabricar originales piezas de joyería, cuya venta ayuda a apoyar este proyecto y a sensibilizar a la población sobre la contaminación atmosférica.
Los organizadores aspiran a convertir la Smog Free Tower, en un proyecto de referencia, más allá de Rotterdam. Después de su lanzamiento en la ciudad holandesa, el equipo de Daan Roosegarde, ha diseñado otros prototipos que viajarán a algunas de las ciudades más contaminadas del planeta, como Beijing o Mumbai.
De momento, la campaña de ‘crowdfunding’ con la que se subvenciona el proyecto, ya cuenta con 1.577 patrocinadores que han aportado más de 100.000 euros a la causa.