Si hay algo que aporta encanto, majestuosidad, elegancia y dramatismo a un espacio amplio es un techo abovedado.
En arquitectura, una bóveda se conoce como una forma de arco que ofrece una estructura de soporte para un techo. Los techos abovedados se pueden encontrar por toda Europa y eran un aspecto significativo de la arquitectura medieval, especialmente en las iglesias y catedrales.
Existen cinco tipo de techos abovedados.
Cúpula
Las cúpulas representan los primeros ejemplos conocidos de techos abovedados. En apariencia, las cúpulas representan una mitad superior ahuecada de una esfera. Uno de los ejemplos más famosos se encuentra en Roma, en la Catedral Basílica de San Pedro.
Bóveda de cañón
Una bóveda de cañón es la forma más simple de techo abovedado. Obtiene su nombre debido al hecho de que representa a un cañón cortado a la mitad por el largo. Los sumerios fueron responsables de los primeros ejemplos conocidos de la bóveda de cañón.
Bóveda de arista
La bóveda de arista consiste en dos bóvedas de cañón semicirculares que se cruzan entre sí y forman una intersección. Esa intersección es a la que se hace referencia con la "arista". Aunque fueron los romanos quienes hicieron popular este tipo de bóveda, este estilo de techo abovedado perdura hasta el presente; un ejemplo reciente se puede encontrar en Hauptbahnhof, la estación de tren más grande de Europa, en Berlín.
Bóveda acanalada
Las bóvedas acanaladas se parecen a las bóvedas de arista en que implican una intersección semicircular de las bóvedas de cañón; la diferencia es, en las bóvedas acanaladas, que las bóvedas que se intersectan no tienen el mismo diámetro. Este esquema de diseño complicado se puede ver en Londres, en la Iglesia Prioral de San Bartolomé el Grande así como también en Francia, en la catedral de Nuestra Señora de Reims.
Bóveda abanico
La bóveda abanico surgió gracias al desarrollo del arco de cuatro centrado. Tiene sus raíces en una curva de centrado por todas las costillas, en lugar de contener centros separados para la pared diagonal transversa y las costillas intermedias. Un ejemplo prominente de una bóveda abanico se puede encontrar en Cambridge, Reino Unido, en la Capilla del Colegio del Rey.
Los techos abovedados pueden dar la impresión de amplitud y grandeza. Sin embargo, también pueden hacer que una habitación se sienta fría y tenebrosa, carente de todo sentido de la intimidad. La disposición de los muebles, los colores cálidos, variedades de texturas y el mobiliario adecuado puede transformar una habitación fría con techos abovedados en un espacio acogedor y atractivo.
Pinta el techo de un color más oscuro que las paredes, (como burdeos, dorado, verde bosque, púrpura cálido, calabaza profundo) lo que reduce visualmente el techo, haciendo que la habitación parezca más pequeña y acogedora. Las pinturas de colores oscuros con un acabado mate absorben la luz, dando la ilusión de un espacio más íntimo. Haz que el techo se vea aún más bajo, continuando el color del techo por las paredes a 30 cm. Pintar una amplia banda de color de contraste en la parte inferior de las paredes reduce visualmente la habitación.
Coloca una gran alfombra sobre los pisos rompiendo efectivamente el espacio y agregando textura y calidez a la habitación. Las alfombras también suavizan la acústica de eco, que siempre tienen las salas con techo abovedado.
Coloca muebles en la habitación que sean grandes piezas de mobiliario que tengan mucho peso visual. Las mesas sustanciales, de madera oscura y los sofás de respaldo alto y sillas con enormes brazos, piernas y los cojines mantienen la habitación en armonía, creando un ambiente íntimo. Evita los pequeños muebles que se ven empequeñecidos por la magnitud expansiva del techo abovedado, haciendo que se vea fuera de proporción.