Un largometraje al óleo | Portal Inmobiliario

Un largometraje al óleo

La primera película pintada al óleo, recrea el arte del postimpresionista más famoso con una historia onírica de misterio.

Pintar un cuadro, fotografiarlo, raspar la pintura, volver a pintar, fotografiar, raspar, pintar. Este es el proceso de animación que se llevó a cabo para crear ‘Loving Vincent’, la primera película pintada al óleo, completamente a mano.

Este largometraje, fue una coproducción polaca y británica, en la que más de 100 cuadros del pintor holandés, junto con los personajes retratados en ellos, cobran vida. Está basada en una serie de cartas escritas por Vincent van Gogh y compuesto por 65.000 fotogramas pintados por 125 artistas al estilo del gran referente neerlandés.

Cuenta el polaco Hugh Welchman, quien dirigió la película junto con su mujer Dorota Kobiela, que la idea fue de ella; ya que mientras leía ‘Las cartas de Van Gogh’, el libro que contiene una célebre colección de correspondencia (903 cartas), se dio cuenta de que la vida de este artista era una hermosa historia y que ella podía contarla mediante las pinturas hechas por él.

Sabían que hacer esta película no iba a ser fácil. Antes que nada, se necesitaban inversionistas. La parte más difícil fue persuadir a los financistas, encontrar cineastas, actores y pintores fue relativamente directo, todos ellos entendieron, pero el gran problema de los financistas era que esto nunca se había hecho, por lo que resultaba riesgoso.

Luego de encontrar inversionistas, había que buscar profesionales para crear las pinturas. Welchman y su esposa decidieron armar un equipo. Estaban nerviosos por tener que juntar a personas acostumbradas a trabajar de manera individual y a tener control absoluto sobre su creatividad, reconoce el realizador, que había producido una veintena de cortometrajes, entre ellos ‘Peter & the Wolf’. Antes de esta experiencia, su esposa dirigió ‘The Flying Machine’ (2011), una combinación de animación 3D con acción real.

La técnica detrás de este hallazgo visual es tan sencilla como alucinante: 125 artistas pintaron cada cuadro, sobre una proyección de un fotograma de una secuencia grabada con actores de carne y hueso sobre una pantalla verde.

Apenas pudieron realizar decorados, tuvieron que usar la pantalla verde, porque los cuadros de Van Gogh desafían las leyes de la física y la perspectiva;  Un total de 65.000 cuadros pintados sobre lienzos de 70x51 cm, cada uno fotografiado individualmente para, a una velocidad de entre 6 y 10 por segundo, dar la sensación de movimiento.

El proceso de reclutamiento de los artistas que participarían en este filme, se llevó a cabo en varias etapas. El primer nivel fue el portafolio. Buscaban artistas que tuvieran habilidades desde el punto de vista de poder copiar pinturas, sobre todo al óleo.

Los artistas mejor evaluados eran llamados a una prueba de tres días, y así ver qué tan rápido copiaban las pinturas de Van Gogh y su capacidad para animar. Los que mostraban más habilidades pasaban a la siguiente etapa, el entrenamiento oficial.

Los recursos y el talento ya estaban. Ahora venía la parte más difícil, frustrante y, a la vez, enriquecedora: pintar y animar cada secuencia. ¿Cómo era el proceso? El primer fotograma llevaba de medio a tres días en ser creado. Y dependiendo de la complejidad de la pintura y los factores como el movimiento de cámara, se tardaban entre 15 minutos y 5 horas en pintar los siguientes.

Todas las escenas tuvieron una primera pintura. Esa era la que tomaba más tiempo, porque el artista pintaba el fondo y los personajes. Desde ese punto comenzaba el proceso de animación. Algunas partes se removían y se volvían a pintar, creando la animación. Pero a veces había movimiento de cámara, lo que significaba que la pintura entera debía ser removida y pintada, tardaron alrededor de un mes en cada plano, mientras que se llevaron seis meses pintar siete escenas, un total de 374 planos.

Una combinación de meticulosa planificación (los colores precisos para cada personaje, definidos en cuadros de referencia, que era necesario conseguir, imitar al detalle en cada lienzo) con la libertad dada a los pintores para interpretar estos cuadros, y las expresiones de los actores. Todo, para ver en movimiento el arte de Van Gogh. O para aproximarse, como desearía Kobiela, a su punto de vista.

Si todo largometraje animado requiere de paciencia, sacrificio y ganas, el equipo de ‘Loving Vincent’, dio eso durante seis años.

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