El sexto país más extenso del planeta posee una asombrosa diversidad: un crisol de montañas, desiertos, arrecifes, bosques, playas y ciudades multiculturales.
La mayoría de los australianos vive en la costa, casi siempre en grandes urbes; de hecho, Australia es el decimoctavo país más urbanizado del mundo. Sídney es una glamurosa confabulación de playas, boutiques y bares.
En Melbourne reinan el arte, las callejuelas y el fútbol australiano. Brisbane es una ciudad subtropical en alza; la festiva Adelaida está llena de pubs. La próspera Perthrezuma, el optimismo típico de la costa oeste.
Canberra es mucho más que política, la tropical ciudad de Darwin al norte y la fría ciudad de arenisca de Hobart al sur, no pueden ser más diferentes. Nunca faltan las producciones teatrales, los conciertos de rock o las grandes inauguraciones de las galerías de arte.
La mejor manera de apreciar Australia, es lanzarse a la carretera: sus parques nacionales y sus apartados rincones son excelentes para meterse por pistas de tierra y acampar en plena naturaleza.
Gran Barrera de Coral
Declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, este arrecife es de una belleza apabullante. Con más de 2000 km. del litoral de Queensland, noreste de Australia, es un complejo ecosistema habitado por deslumbrantes corales, lánguidas tortugas marinas, rayas, tímidos tiburones de arrecife y peces tropicales de todos los colores y tamaños. Ya sea haciendo submarinismo, buceo, o mediante un pintoresco vuelo o una travesía en barco de fondo acristalado, este vigoroso reino sumergido y sus islas orladas de coral, resultan inolvidables.
Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta
En un lugar remoto del desierto de Australia, de profunda trascendencia cultural y al tiempo espectacular belleza natural, Uluru constituye una peregrinación especial. Pero este parque nacional ofrece mucho más; aparte de los igualmente cautivadores Kata Tjuta (monte Olga), hay paseos místicos, sublimes puestas de sol, centelleantes cielos nocturnos, hoteles de lujo y antiguas culturas del desierto por descubrir.
Ópera de Sídney
Este espléndido teatro es un hito en sí mismo. El edificio de Jorn Utzon en el Bennelong Point de Circular Quay, destaca en el festín visual del llamativo puente del puerto de la ciudad más grande de Australia, las resplandecientes aguas azules y los vistosos ferris verdes. Lo mejor es su magia al alcance de todos: un bar de ubicación espectacular en plena orilla, un célebre restaurante francés, circuitos guiados y un programa de actuaciones lleno de estrellas lo hacen posible.
Selva tropical de Daintree
En esta antigua selva tropical declarada Patrimonio Mundial, palmitos, helechos de aspecto prehistórico y retorcidos manglares, se precipitan hacia un resplandeciente litoral de arena blanca. En plena cacofonía de cantos de aves, croar de ranas y zumbido de insectos, la zona se puede explorar en circuitos nocturnos de observación, rutas de montaña, pasarelas colgantes, excursiones en todoterreno, paseos a caballo, kayak, cruceros para avistar cocodrilos o circuitos por campos de frutas tropicales.
Byron Bay
Este hospitalario lugar, es uno de los iconos más imperecederos de la cultura australiana, con sus canguros y sombreros Akubra. Familias en vacaciones escolares, surfistas y amantes del sol de todo el globo se dan cita en la playa a la puesta de sol, atraídos por sus fabulosos restaurantes, relajado ritmo de vida, interminables arenas y gran oferta de actividades. Además, Byron Bay se encuentra en uno de los tramos de costa más bellos de Australia.