Excepto en casos de electrodomésticos viejos que despilfarran energía, alargar la vida útil de los aparatos electrónicos es un gesto ambiental interesante también para nuestro bolsillo.

Por desgracia, la durabilidad no es el fuerte de la nueva electrónica de uso doméstico, no sólo por los materiales con los que se han fabricado, sino también por sus precios relativamente bajos. Hasta tal punto es así que en muchas ocasiones compensa económicamente comprar uno nuevo en lugar de arreglarlo.

Sin embargo, arrojar a la basura un aparato que ha fallado no es una buena idea para la protección del medio ambiente. Como es sabido, la basura electrónica es tremendamente peligrosa para el entorno y también para la salud de las personas, por lo que si hemos de tirarla, siempre hay que hacerlo a través de un punto limpio.

Apesar de que empieza a haber portales especializados, tales  como iFixit, en los que podemos obtener guías o incluso las piezas para reparar todo aquello que se nos ocurra, debemos tener en cuenta que la reparación de aparatos siguiendo tutoriales colgados en la red puede ser peligroso, por lo que mejor abstenerse de hacerlo. No sólo por que internet nos lo ponga fácil va a ser así, debemos tener en cuenta de cómo están hechas ahora las máquinas y muchas veces se requieren herramientas especiales para abrirlos y no siempre se tienen los esquemas electrónicos del producto. Puede acabemos lesionados o incluso provoquemos algún desajuste que sea negativo para la calidad ambiental.

Huir del consumismo

Así que, mientras seguimos a la espera de que los fabricantes diseñen aparatos más durables, nosotros podemos hacer algunas cosas para proteger el medio ambiente. Sin ir más lejos, una buena manera de contribuir a ello es cambiar el chip mental, es decir, no caer en el error de adquirir nuevos aparatos sólo porque son un modelo más avanzado o porque nos parecen más bonitos.

Si tenemos pensado cambiar, por ejemplo, el teléfono móvil y éste todavía funciona, seguro que tenemos un amigo o conocido al que pueda interesar. De hecho, según un estudio publicado recientemente, el solo 16% de los usuarios que cambiaron de móvil lo heredaron de otra persona. En el caso de que el aparato ya no funcione, lo mejor es llevarlo a un punto limpio, jamas tirarlo a la basura.

El correcto uso del equipo también es algo fundamental para alargar su vida, como por ejemplo leer el manual, tenerlo siempre a mano, no golpear el aparato ni abrirlo, desenchufarlo cuando no se utilice, así como estar pendiente de su mantenimiento.

Comprar aparatos de segunda mano y hacer lo propio con los tuyos que ya no utilices son otras formas sencillas de minimizar el problema de la basura electrónica. En todo momento, nuestro objetivo ha de ser encontrar el equilibrio entre los gestos sostenibles y una vida confortable, que aproveche las ventajas de las nuevas tecnologías.

Pero sin duda lo más importante y más necesario para el medio ambiente sería que los fabricantes diseñen aparatos que duren y que no fallen al poco tiempo de haberlos adquirido. De esta manera podremos luchar también contra la obsolescencia programada, aunque lo más óptimo es evitar el consumo compulsivo por las últimas novedades tecnológicas y alargar la vida útil de nuestros aparatos electrónicos.