Es un edificio capaz de rotar 360º sobre un eje para acompañar al sol en su movimiento diario y beneficiarse así de sus propiedades. Algo similar a lo que hacen los girasoles, de donde ha tomado el nombre.
Angelo Invernizzi, era un arquitecto italiano que en los años treinta, tras seis años de trabajo, presentó la Villa Girasole. Una casa situada en Marcellise, cerca de Verona (Italia), que rotaba siguiendo al sol, desde su salida hasta el ocaso.
Como un girasol artificial, la casa rotaba sobre su eje montada en 15 conjuntos de ruedas, a partir de un mecanismo de propulsión diesel que, a una velocidad de 4 milímetros por segundo, le permitía hacer una rotación completa en 9 horas y 20 minutos. El edificio de dos plantas en forma de L, con una torre circular en el vértice exterior, pesa 1,500 toneladas. Al principio se pensó que el edificio únicamente giraría 180°, pero luego se incrementó a 360° en cada ciclo.
A Invernizzi le ayudaron el ingeniero mecánico Romolo Carapacchi, el decorador de interiores Fausto Saccorotti y el arquitecto Ettore Fagiuoli, pero invitó a participar a todo aquel que quisiera colaborar: artistas, escultores, pintores, carpinteros, fabricantes de muebles, entre otros.
Lamentablemente, la tecnología de entonces no era muy avanzada, y cada vez que Villa Girasole completaba una vuelta era un paso más hacia su final, ya que se iba hundiendo en el terreno. A pesar de ello, aunque ya no se use para preservar el conjunto, el mecanismo sigue teóricamente operativo. La Invernizzi Foundation y la Academia Mendrisko de Arquitectura de Suecia se encargan de su protección.
La Villa Girasole fue convertida en un Centro Cultural, bajo el control de la Fundación Cariverona. La villa fue construida entre 1929 y 1935.